lunes, 10 de noviembre de 2014

Evaluación.

Ni siquiera me acuerdo cuando me explicaron que 5 era aprobado y 10 la nota máxima. ¿Aprobado de qué? Eso sí que me acuerdo que me lo pregunte más adelante. Desde el primer momento, lo encontré como un instrumento del profesor al cual no se podía tener acceso. Durante el curso deberíamos averiguar qué era lo que nos entraría en el examen, y suponer lo que había que poner para pasarlo.

El objetivo principal de las evaluaciones era pasar, saltar de nivel. No había un proceso educativo en las evaluaciones, sino de criba, de selección. Todos los exámenes que recuerdo han sido, en algún grado, estresantes y como colofón el de selectividad. Ese era el “examen” para el que me prepararon el resto de exámenes. Ese era el objetivo de mis casetes para repetir lo que ellos quisieran que pusiera, respuesta correcta o incorrecta.

Exámenes escritos siempre, siempre con preguntas cortas y desarrollar. O en el caso de los exámenes orales que pase en Génova pues habladas y ha convencer al profesor que habías leído los textos. Buscando siempre una confirmación para el 10 y una decepción para el 1. El único momento que intuí lo que era la evaluación de competencias (aun sin saber lo que era) fue cuando me examine en el examen práctico del carnet de conducir.

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Era tan simple como evaluar tu conducción durante un tiempo determinado con tu examinador detrás y el profesor a tu lado. Evaluación externa y como guía tu profesor. Una evaluación bastante clara, sencilla y necesitada de conceptos y práctica. Fue un  oasis en el desierto.

El “yo profesor” me dice que no quiere examinar cómo me examinaron a mí en el colegio.  Aquí es donde recojo todo lo que hemos aprendido hasta ahora y se pone serio, tengo que evaluar y tengo que hacerlo por competencias. Quiero que mis evaluaciones sean: pactadas, previsibles, claras transparentes, coherentes, auto evaluables, coevaluables, personalizadas, independientes. Y para eso, estoy viendo durante este Máster que voy a tener que dedicarle muchas horas para conseguirlo. Aquí os dejo un video de los tipos de evaluación.


En algún momento de este proceso de aprendizaje a ser profesor he visto el libro como un soporte que podría estar cerca pero no como protagonista. En la evaluación no lo quiero ni cerca, quiero mirar a la cara de mis alumnos y buscar con ellos la mejor forma de evaluarlos. Creo en la evaluación como un proceso de aprendizaje más. Necesitamos la evaluación para darle más importancia al contexto y quitar las etiquetas a los alumnos. Os invito a ver esta charla de M. A. Santos Guerra sobre evaluación que clarifica mucho lo que yo creo que debe ser evaluación.


No hay una pregunta para todos los alumnos y no hay solo una respuesta correcta, es bueno mantener el pensamiento divergente de los adolescentes. Tenemos que hacer que sean creativos (Ken Robinson), educarles a serlo y tener un pensamiento crítico. 

La evaluación es la clave del cambio, en ella tenemos que ganarnos a los alumnos (no tanto a los padres) y hacer que les haga seguir aprendiendo. Para nosotros debe ser un análisis para ver  lo que estamos haciendo bien y que hacemos mal. Debemos explicar y volver a explicar a los padres en qué consiste este cambio. Evaluar sin seleccionar, sino incluir.

Un punto clave de esta evaluación debe ser la zona de desarrollo máximo, apuntada en la entrada anterior, de Vigotsky. Para saber donde están los alumnos y donde pueden llegar. El aprendizaje experimental es individualizado y tiene sus propios procesos. Sus propios estilos cognitivos.

Kolb, 1984 citado en Lozano 2000, pp 71

De aquí extraemos los diferentes tipos de alumnos (Kolb 1983) por sus características: convergente, divergente, asimilador y acomodador. Con este análisis quiero dejar claro la diferencia entre los alumnos. Esta diversidad es la que nos debe motivar a cambiar la evaluación, debemos hacer que los compañeros más avanzados ayuden y enseñen a los más rezagados porque esto forma parte del proceso educativo. Proceso educativo que incluye formar a los jóvenes de forma social para la vida.

No será fácil y tendremos que luchar contra el currículum y el inmovilismo de la facilidad de seguir el libro de muchos profesores veteranos. Pero con la introducción de las competencias en el currículum hay una oportunidad que nosotros, como novatos, no podemos desaprovechar para poder mejorar el aprendizaje de los alumnos. Las competencias no se pueden evaluar cómo se evaluaba hasta ahora así que tenemos que aprovechar esta brecha en el muro. En la ley ya está escrito1.




  1.  Evaluació en ESO. Decret 73/2008. Article 15. Evaluació.


Bibliografía

  • Zabala i Arnau, Antoni. 11 ideas clave. Como aprender y enseñar competencias. Editorial Graó. Barcelona, 2009.
  • Santos Guerra, Miguel Angel. La evaluación: un proceso de diálogo, comprensión y mejora. Aljibe. Madrid, 1993.
  • Sanmartí Puig, Neus. 10 ideas clave. Evaluar para aprender. Editorial Grao. Barcelona, 2007
  • Zabala i Vidiella, Antoni: La pràctica educativa. Com ensenyar. Editorial Graó. Barcelona, 1995.
  • Diez, Román. Aprendizaje y currículum. 256 pp. Ediciones Pedagógicas. Madrid, 1998.



2 comentarios:

  1. "Era tan simple como evaluar tu conducción durante un tiempo determinado con tu examinador detrás y el profesor a tu lado. Evaluación externa y como guía tu profesor. Una evaluación bastante clara, sencilla y necesitada de conceptos y práctica. Fue un oasis en el desierto."

    Sí sí però l'examen teòric valent "empollada que todos los test son iguales" estava fet!
    Al final responíem per memòria i per inèrcia. Tal dibuix al llibre de tests era la C i a l'examen és la C.

    Així i tot m'ha fet molta gràcia la manera com enfoques el pràctic. És talment la nova manera d'avaular que cercam: on combini la teoria i la pràctica i a on es vegi que l'alumne realment ha adquirit X coneixements i que els controla competentment. Que sap desenvolupar-s'hi en un context determinat (el carrer en el cas del de conduir).

    La cosa seria com aplicar-ho al dia a dia. Ara m'he imaginat, per als exàmens de català, anar anant amb l'alumne pel poble i fer-los anar a comprar el pa (en català) i avaluar-los segons com s'apanyassin. No ho sé, encara hi hauré de meditar una mica però la cosa pot pintar bé.

    Salut!

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  2. Igual que tu Antonio tampoc recordo quan m'explicaren el que era un 5 i un 10, però si recordo el dia que vaig suspendre un examen de literatura amb un 4,8. Mai he entès quins eren els límits entre un 4,8 a un 5. Potser no vaig reproduir literalment els continguts del llibre. Ara bé el que més en preocupa en aquests moments, després d'haver estudiat l'avaluació, que molts de docents segueixen avaluant com fa 30 anys i nosaltres com a futurs professors crec que tenim l'obligació d'aprendre a avaluar d'una manera individual i participativa.

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